9 de junio, Día 11: Kuna Yala

Amanece un nuevo día en el paraíso. Hemos dormido la encantados, con el sonido del mar como fondo, sin un solo ruido, uf, muy relajante. Nos levantamos sobre las 06.00 mas o menos, calculando por la posición del sol, ya no llevábamos reloj, y lo primero que hicimos fue darnos un baño en la playa, que estaba como una balsa de aceite.

Hoy luce un sol radiante, menos mal porque ayer le dijimos a Robinson que queríamos ir a los Cayos Holandeses (MAUKÍ en idioma Kuna) y esta bastante alejado de la isla.

Estando en la playa vimos como se acercó a la isla un cayuco tradicional kuna con un chico que estaba buscando calamares, y como el resto de la gente aún dormía, Garibaldo y yo nos echamos al agua con las gafas y el tubo para echarle una mano.

Al final pescamos unos treinta calamares entre todos, que servirán como cebo para pescar peces mas grandes, porque allí a los calamares no se les suele comer.

Estando pescando arribaron a la isla nuevos huéspedes, una chica holandesa, Anita, y una pareja, Galia (Mexicana) y Amit (Israelí), con los que hicimos buenas migas.
Se levantaron el resto de la gente, y me volvi a meter en el agua a bucear con uno de los israelíes del día anterior, Kobi, y le dimos la vuelta a la isla buceando, hasta incluso vimos una Manta-Raya muy cerca de nosotros y muy próxima a la playa.

Nos pusimos todos a desayunar juntos, el mismo desayuno del día anterior, pan y tortilla acompañado de cafe con leche.
Robinson llegó como a las 09.30 y le comentamos lo de Maukí, y nos llevo a nosotros, a Anita, a Galia y Amit y a Alon.
Tardamos una hora y media casi en llegar, esta bastante lejos y el sol apretaba de lo lindo, pero merece la pena, el sitio es precioso, son más islas como las anteriores, deshabitadas y con un mar azul turquesa mas intenso si cabe que donde estábamos.

Allí permanecimos toda la mañana, pagamos 1$ por persona por estar en la isla bañandonos y haciendo uso de una propiedad particular.

Incluso vimos llegar a INA, el sobrino de Robinson que venía de pescar. Llevaba toda la lancha llena de pescado. Ina practica la pesca submarina, y se había hecho de 4 langostas de buen tamaño, varios peces loro, varios peces cofre, pargos rojos, caracolas, y hasta un mero de unos 20 kilos, una pasada.
Maukí es alucinante, no hay absolutamente nadie alrededor nuestro y al agua es de un color turquesa increible, ¡¡¡¡¡¡MENUDO SITIO!!!!!!!, debe de ser el paraíso en la tierra, sin duda.

Sobre las 14.00 nos volvimos a la isla donde estábamos alojados porque amenazaba tormenta y no era plan de que nos pillara de camino, sobre todo por los rayos.

Llegamos justo a tiempo, empezó a llover cuando desembarcamos de la lancha.
Garibaldo nos preparó de nuevo la comida, y de nuevo pescado con el acompañamiento, esta vez varió el tipo de pescado, pero de nuevo delicioso.
Esa tarde como estaba lloviendo la pasamos todos allí juntos de charla medio en Español, medio en Inglés, pero nos entendimos, y Garibaldo nos contó historias Kunas y hasta algún chiste, jajaja, vaya tío más simpático, es alucinante.

Al atardecer pasó por allí Ina, con la pesca del día, camino de Rio Sidra, y dejo allí bastante pescado en la isla para comer, aparte nosotros le compramos la langosta más grande para que nos la guisara Garibaldo al día siguiente para comer, de unas casi 4 libras de peso y nos cobró 18$, y Anita se compró otra para ella sola de la mitad de peso por la mitad de dinero.

Esa noche cenamos Pargo rojo del que había pescado por la mañana INA, estaba delicioso.

Garibaldo encendió la fogata de la playa, mañana marchaban tres de los chicos israelíes que llegaron el mismo día que nosotros, y nos tomamos unos rones a la luz del fuego, acostándonos sobre las 23.30 de la noche, además al día siguiente había quedado con Kobi para bucear a las 06.00 de la mañana, antes de irse.