Facturamos los primeros y pagamos de exceso de equipaje unos 8$, llevábamos latas, patatas fritas, bebida, etc, para los 5 días que estaríamos en la Isla.
Salimos puntuales, y estaba bastante nublado, y enseguida no veíamos mas que nubes. El trayecto duró como unos 25 minutos, aterrizando en el aeropuerto de PORVENIR, otra comunidad distinta a la que nosotros íbamos, RIO SIDRA, debido a que su aeropuerto estaba en obras.
Los aeropuertos allí son un trozo de pista de asfalto en una isla, que si se descuida el piloto vas al agua de cabeza, muy interesante, jejeje.
Aterrizamos muy rápido, y allí estaba Robinson esperándonos en la misma puerta del avión para recogernos. ¡¡¡¡¡¡POR FIN ESTAMOS EN KUNA YALA!!!!!!!. Estaba chispeando un poco, pero nos contó que estuvo lloviendo muchísimo esa noche y que había tenido dificultades para llegar hasta allí, estaba lejos de donde teníamos que ir, como 1 hora de barca.
Hicimos todos lo trámites, primero con la policía, le dimos los pasaportes y nos apunto el tiempo que nos quedábamos y la isla donde estaríamos hospedados, Robinson. Más tarde nos llevó a la sede que el Congreso General Kuna tiene en el aeropuerto y pagamos la correspondiente tasa de entrada en territorio Kuna, 2$ por persona, extendiendo el correspondiente recibo, ya estábamos en el paraíso.
Subimos a la barca y nos dirigimos a la isla donde estaríamos hospedados esos días, y no tardamos mucho tiempo en avistar los primeros delfines nadando a nuestro alrededor.
El día mejoraba un poco y a la hora o así de partir del aeropuerto, ya estábamos en "nuestra isla", es preciosa, llena de cocoteros y de un mar azul turquesa increíble, con su playa de arena blanca, de postal vamos.
Allí estaba esperándonos el bueno de GARIBALDO, que es el cocinero de la isla, y por cierto, muy bueno. Lo conocíamos de oídas de Rubén y Merce y también de Carmen y Paco. Nos ayudó a bajar las maletas de la barca y a llevarlas a la cabaña que teníamos preparada.
La cabaña es muy sencilla, las paredes son de caña, no tiene puerta ni ventanas, el suelo es de arena y el techo es de uralita con unas canaletas que dirigen el agua de la lluvia que cae a un bidón grande de plástico, agua que después se utiliza para llenar el tanque de la ducha, y tiene una cama de matrimonio en el centro de la misma.
Una vez acomodados nos preparó el desayuno, compuesto de una torta de pan y una tortilla francesa con cebolla y café con leche, delicioso.
Esa mañana estuvimos completamente solos en la isla, no había nadie, por lo que charlamos bastante tiempo con Garibaldo, que nos contó muchas costumbres de los Kunas.
Nos metimos en el agua y buceamos alrededor de la isla, es alucinante la cantidad de corales de distintos tipo, formas y colores, y la gran cantidad de peces que los habitan, desde Peces Ángel, Peces Aguja, alevines de Sardina, Cangrejos, Barracudas, Peces Cofre, Peces Globo, Calamares, Jureles, etc, etc, hasta incluso Mantas-Raya, que están enterradas en la arena del fondo y que levantan el vuelo a tu paso, increíble. Nos dieron dos hamacas, que colocamos en la puerta de la cabaña en dos cocoteros al borde del mar, se estaba genial en ellas y muy fresquito.
Ese día comimos pescado acompañado de arroz, patacones (plátano frito), ensalada y fruta, pero ya habían llegado cuatro nuevos visitantes, dos chicas y dos chicos israelíes, muy simpáticos con los que compartimos un par de días más en la isla.
Pues así pasamos la tarde, entre baños, charlas con Garibaldo y con Robinson, que se llevó a su hijo Arnulfo para que lo conociéramos, que nos estuvo explicando mas costumbres Kunas.
A media tarde comenzó a caer una tormenta de la leche, con un montón de rayos y truenos, pero que solo duró un par de horas. Esa noche cenamos pescado con el mismo acompañamiento, y fruta, estaba buenísimo, Garibaldo es muy buen cocinero. Nos acostamos sobre las 21.00 horas, nos obstante nos habíamos levantado a las 03.30 y estábamos reventados.
Salimos puntuales, y estaba bastante nublado, y enseguida no veíamos mas que nubes. El trayecto duró como unos 25 minutos, aterrizando en el aeropuerto de PORVENIR, otra comunidad distinta a la que nosotros íbamos, RIO SIDRA, debido a que su aeropuerto estaba en obras.
Los aeropuertos allí son un trozo de pista de asfalto en una isla, que si se descuida el piloto vas al agua de cabeza, muy interesante, jejeje.
Aterrizamos muy rápido, y allí estaba Robinson esperándonos en la misma puerta del avión para recogernos. ¡¡¡¡¡¡POR FIN ESTAMOS EN KUNA YALA!!!!!!!. Estaba chispeando un poco, pero nos contó que estuvo lloviendo muchísimo esa noche y que había tenido dificultades para llegar hasta allí, estaba lejos de donde teníamos que ir, como 1 hora de barca.
Hicimos todos lo trámites, primero con la policía, le dimos los pasaportes y nos apunto el tiempo que nos quedábamos y la isla donde estaríamos hospedados, Robinson. Más tarde nos llevó a la sede que el Congreso General Kuna tiene en el aeropuerto y pagamos la correspondiente tasa de entrada en territorio Kuna, 2$ por persona, extendiendo el correspondiente recibo, ya estábamos en el paraíso.
Subimos a la barca y nos dirigimos a la isla donde estaríamos hospedados esos días, y no tardamos mucho tiempo en avistar los primeros delfines nadando a nuestro alrededor.
El día mejoraba un poco y a la hora o así de partir del aeropuerto, ya estábamos en "nuestra isla", es preciosa, llena de cocoteros y de un mar azul turquesa increíble, con su playa de arena blanca, de postal vamos.
Allí estaba esperándonos el bueno de GARIBALDO, que es el cocinero de la isla, y por cierto, muy bueno. Lo conocíamos de oídas de Rubén y Merce y también de Carmen y Paco. Nos ayudó a bajar las maletas de la barca y a llevarlas a la cabaña que teníamos preparada.
La cabaña es muy sencilla, las paredes son de caña, no tiene puerta ni ventanas, el suelo es de arena y el techo es de uralita con unas canaletas que dirigen el agua de la lluvia que cae a un bidón grande de plástico, agua que después se utiliza para llenar el tanque de la ducha, y tiene una cama de matrimonio en el centro de la misma.
Una vez acomodados nos preparó el desayuno, compuesto de una torta de pan y una tortilla francesa con cebolla y café con leche, delicioso.
Esa mañana estuvimos completamente solos en la isla, no había nadie, por lo que charlamos bastante tiempo con Garibaldo, que nos contó muchas costumbres de los Kunas.
Nos metimos en el agua y buceamos alrededor de la isla, es alucinante la cantidad de corales de distintos tipo, formas y colores, y la gran cantidad de peces que los habitan, desde Peces Ángel, Peces Aguja, alevines de Sardina, Cangrejos, Barracudas, Peces Cofre, Peces Globo, Calamares, Jureles, etc, etc, hasta incluso Mantas-Raya, que están enterradas en la arena del fondo y que levantan el vuelo a tu paso, increíble. Nos dieron dos hamacas, que colocamos en la puerta de la cabaña en dos cocoteros al borde del mar, se estaba genial en ellas y muy fresquito.
Ese día comimos pescado acompañado de arroz, patacones (plátano frito), ensalada y fruta, pero ya habían llegado cuatro nuevos visitantes, dos chicas y dos chicos israelíes, muy simpáticos con los que compartimos un par de días más en la isla.
Pues así pasamos la tarde, entre baños, charlas con Garibaldo y con Robinson, que se llevó a su hijo Arnulfo para que lo conociéramos, que nos estuvo explicando mas costumbres Kunas.
A media tarde comenzó a caer una tormenta de la leche, con un montón de rayos y truenos, pero que solo duró un par de horas. Esa noche cenamos pescado con el mismo acompañamiento, y fruta, estaba buenísimo, Garibaldo es muy buen cocinero. Nos acostamos sobre las 21.00 horas, nos obstante nos habíamos levantado a las 03.30 y estábamos reventados.
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